Efectos ópticos y espejismos al invertir en Bolsa

Posted by on May 6, 2015 in Análisis fundamental | 2 comments

Efectos ópticos y espejismos al invertir en Bolsa

Imagínate que Lancaster Corporation cotizaba a 100 euros hace unos meses, y ahora está a 150 euros. Por otro lado, tenemos a Gate Inc. que cotizaba también a 100 euros, pero ahora cotiza a 50 euros. Si a bote pronto nos preguntaran cuál de las dos está cara y cuál está barata, seguramente diríamos que Lancaster está cara  y que Gate está barata. Sin embargo, no tiene por qué ser así. A pesar de lo que haya hecho la cotización en los últimos meses, podría ser que Lancaster valiese mucho más de lo que dice la cotización, y podría ser que Gate valiese todavía mucho menos. También podríamos verlo de otra forma. Podríamos pensar que Lancaster es una empresa mejor porque está subiendo  y que Gate puede ir desastrosamente mal.

El texto que vamos a ver a continuación es un fragmento del libro Behavioural Investing de James Montier traducido por mí. En este fragmento se habla de cómo, cuando nos ofrecen información totalmente irrelevante para tomar una decisión, nos dejamos llevar por esta información, a pesar de que no tenga ningún valor real o, lo que es peor, pueda ser hasta perjudicial.

El ejemplo que he utilizado para introducir el artículo puede ser algo similar. Obviamente el precio de una acción es importante. Pero es importante comparado con su valor. La evolución del precio en plazos cortos, salvo que sigamos el análisis técnico, es bastante irrelevante, o incluso puede llevarnos a error.

El valor de lo irrelevante

Cuando nos enfrentamos a la incertidumbre tenemos la tendencia de coger lo irrelevante como apoyo. Muchas veces, la incorporación de lo irrelevante a la toma de decisiones sucede sin que seamos conscientes de ello (un clásico truco del sistema X).

 

El ejemplo clásico de anclaje viene del experimento de Tversky y Kahneman (1974). En él preguntaban a la gente cosas de cultura general como,¿qué porcentaje de los países de las Naciones Unidas son africanos? Antes de que los participantes contestasen, se hacía girar una ruleta de la fortuna que estaba delante de ellos con números desde el 1 al 100. Siendo psicólogos, Tversky y Kahneman habían trucado la ruleta para que siempre diera 10 o 65 como resultado. Tras esto, se preguntaba a los participantes si el número que había salido era mayor o menor que el porcentaje de países africanos, y después se les preguntaba el porcentaje que ellos creían. La respuesta media del grupo que sacó un 10 en la ruleta fue 25, y la respuesta media del grupo que sacó 65 fue 45. Efectivamente, la gente estaba cogiendo lo irrelevante para formar su opinión. Por cierto, el porcentaje a día de hoy es menor del 20%.

 

Otro ejemplo bastante conocido es el de resolver ocho factorial (8!). Se presenta ocho factorial de dos formas diferentes a los participantes: (1) 1 x 2 x 3 x 4 x 5 x 6 x 7 x 8 y (2) 8 x 7 x 6 x 5 x 4 x 3 x 2 x 1. La respuesta media que dieron los del primer ejemplo fue 512. La respuesta media de los del segundo escenario fue 2.250. Así que parece que la gente se fija en los primeros números a la hora de formar sus expectativas. Por cierto, la respuesta real es 40.320 (para más experimentos con números puedes ver este artículo).

 

El anclaje tiene implicaciones obvias en lo que se refiere a la valoración, especialmente en un mundo en el que nos sentamos enfrente de pantallas que nos flashean precios constantemente. Los analistas muchas veces tienen miedo de anunciar precios objetivos alejados de los precios actuales. Sé que cada vez que les digo a los inversores que el S&P500 tendría que bajar hasta los alrededores de los 500 puntos antes de que estuviera preparado para comprar, la reacción es sonreír como si hubiera perdido el sentido (lo que, para ser sincero, es algo puede ser que haya perdido hace mucho tiempo). Sin embargo, descartar que el S&P pueda llegar a 500 sólo porque está muy lejos de 1.181 es una forma de anclaje.

 

Northcraft y Neale (1987) muestran que los agentes inmobiliarios también sufren anclajes con los precios de las casas. En un experimento llevaron a dos grupos de agentes a la misma casa, les dieron exactamente la misma información, excepto que el precio original de la propiedad fue diferente para cada grupo. Se les pidió luego que hicieran una valoración de la casa. De media, la diferencia entre ambos grupos fue de más de un 12%, a pesar de que estaban viendo la misma casa.

 agentes inmobiliarios truos

Un ejemplo más grande del anclaje afectando la valoración puede ser encontrada en el trabajo de Ariely (2003). En este estudio se mostraban objetos comunes. Después se les preguntaba si comprarían el objeto por una precio igual a los dos últimos dígitos de su número de la Seguridad Social. Tras esto, se preguntaba a los participantes el precio máximo que pagarían. El motivo por el que se hacía la primera pregunta era crear anclaje. Si efectivamente la gente se dejaba llevar por el anclaje, debería haber diferencias entre  aquellos con los números altos y los números bajos.

 

La diferencia entre los que tenían números altos en la tarjeta de la Seguridad Social y los que tenían números bajos es de 2,7 veces. La diferencia entre los números más altos y los más bajos es de 3,5 veces. Es decir, a pesar de que los números de la Seguridad Social no tenían nada que ver con los objetos, crearon grandes diferencias en la valoración de ambos.

 

El grado de anclaje está muy ligado a la importancia de la importancia que parezca tener. Por ejemplo, cuanto más relevante parezca, más gente se aferrará a él. Esto ayuda a explicar por qué los analistas tienen miedo habitualmente a poner precios objetivos que sean muy diferentes a los del mercado. Sin embargo, como ya hemos visto, incluso anclajes totalmente irrelevantes en la valoración pueden tener efectos enormes en ésta.

 espejismo desierto

Desde una perspectiva global del mercado, ¿qué pinta tienen estos anclajes? Los cotizaciones se nos muestran todo el día -en la televisión, en los periódicos, en emails, en los foros, en twitter, etc. Los inversores parecen entender que estos espejismos (los precios) son iguales al valor. Obviamente, podemos protegernos de estos errores usando modelos de valoración inversos. Coge los precios del mercado y comprueba qué crecimiento supondría en la empresa. Luego estudia la empresa, y mira si ese crecimiento es ilusión o es real.

Conclusión:

Es curioso la de cosas que nos afectan y de las que no nos damos cuenta. Hace tiempo, cuando me interesaba una empresa y quería comprar acciones, si el día en que iba a comprar subía, por ejemplo, un 1%, me esperaba para ver si bajaba al precio del día anterior. Si no lo hacía, me quedaba fuera. Es más, si esa misma empresa hubiese estado cotizando 2 euros por debajo, y el día en que quería comprar subía ese 1%, lo más probable es que también me hubiera esperado. Es decir, no era tanto una cuestión de valor, sino de anclaje. Ahora, si el precio me parece atractivo me «obligo» a comprar. Si creo que la empresa vale mucho más, ¿qué cambia ese 1%?

Por otro lado, coincido con lo que dice James Montier de los precios objetivos. Es curioso ver como, en muchos casos, se mueven al compás de la cotización y no del valor de la empresa. Por otra parte es lógico. Seguramente ningún analista pierda su trabajo por decir lo que dice todo el mundo. Sin embargo, si en varias ocasiones da a una empresa un valor de, por ejemplo 50, en contra de la mayoría, y la empresa termina en 200, tendrá bastantes problemas. Obviamente hablo generalizando. Hay analistas y gestores realmente buenos que piensan de forma independiente, cosa que se suele reflejar en sus rentabilidades.

Por todo ello, siendo conscientes de cómo funciona nuestra mente, aunque probablemente en ocasiones nos dejemos llevar por cosas como éstas sin darnos cuenta, podemos minimizarlo y tomar mejores decisiones de inversión.

Puedes comprar el libro Behavioural Investing (en inglés) pinchando aquí.

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2 Comments

  1. El efecto anclaje es muy importante. También es una figura fundamental en el marketing. Ahí están las ofertas de los comercios. Antes y ahora. Pensar de manera numérica nos cuesta más de lo que nos podemos pensar. Por eso buscamos el atajo de caro y barato. Un saludo y magnifico artículo.

    • Muy buen ejemplo el del marketing. Conociéndolo podemos ser capaces de prevenir errores al comprar al igual que al invertir.

      Saludos.

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