Batir al mercado (conseguir una rentabilidad mayor que el índice de referencia) no es fácil. De hecho, siempre habrá mucha gente que no lo bata, pues siempre tiene que haber gente por debajo de la media. No hay más remedio. Sin embargo, hay algunos grandes inversores que lo han batido con mucho margen a lo largo de los años, y un ejemplo es Peter Lynch.
Aunque Peter Lynch tuvo mucho éxito en Fidelity, cuando se trata de batir al mercado, le gusta poner ejemplo de cosas alcanzables. Un caso claro es el de los niños de un colegio que hicieron una cartera de acciones y lo hicieron muchísimo mejor que su índice de referencia y los profesionales. Pero no hace falta ser Peter Lynch o un niño de diez años para conseguirlo. En el texto que hay a continuación, que he traducido de su libro, Beating the Street, Lynch pone el ejemplo de los clubes de inversión. Los clubes de inversión son grupos de aficionados a la inversión de Estados Unidos (también los hay en España, pero el habla de los de allí) que se reunen una vez al mes de media para invertir. Curiosamente, la mayoría de estos clubes lo hace mejor que el mercado, y Peter Lynch nos da las claves de por qué esto es así a continuación:
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10.000 clubes de inversión no pueden estar equivocados
La evidencia de que los adultos y los niños pueden batir al mercado con un enfoque disciplinado a la hora de elegir acciones viene de la National Association of Investors Corporation (NAIC), con sede en Royal Oak, Michigan. Esta organización representa a 10.000 clubes de inversión, y publica una guía y una revista mensual para ayudarles.
En la década de los 80, la mayoría de los clubes que forman el NAIC batieron al índice S&P500, y a tres cuartas partes de los fondos de inversión en acciones. La NAIC también informa de que en 1991, el 61,9% de los clubes lo hicieron igual o mejor que el S&P500 y el 69% superaron al S&P500 en 1992. La clave del éxito es que invierten de forma regular, lo que hace que eliminen todo el ejercicio de pensar si el mercado va a subir o va a bajar, y evita las compras y ventas impulsivas que han estropeado tantas carteras. La gente que invierte de forma automática a través de sus cuentas para la jubilación y los mejores planes de pensiones, se aprovechan de esta autodisciplina, al igual que los clubes de inversión.
Los siguientes cálculos, que pedí que hiciera el departamento técnico de Fidelity, dan todavía más fuerza a la idea de invertir en fechas fijas. Si hubieras puesto 1.000 dólares en el índice S&P500 el 31 de enero de 1940, y lo hubieras dejado ahí durante 52 años, ahora tendrías 333.793,30 dólares (el libro se escribió en 1952). Éste es sólo un ejercicio teórico, ya que no había ETFs en 1942, pero te da una idea del valor de llevar en cartera una gran variedad de acciones.
Si a esto le añadieras 1.000 dólares más cada 31 de enero durante estos mismos 52 años, los 52.000 dólares que habrías invertido, valdrían ahora 3.554.227 dólares (repito, en 1992). Finalmente, si tuvieras el valor de poner 1.000 dólares más cada vez que el mercado cayera un 10% (cosa que sucedió 31 veces en estos 52 años), tu inversión de 83,000 dólares valdría ahora 6.295.000 dólares. Así que, hay sustanciosos beneficios para quien sigue una rutina fija de inversión, y unos beneficios aun mayores para quienes compran acciones cuando la mayoría de los inversores tienen miedo y venden.
Los 10.000 clubes de inversión siguieron con su rutina en la gran corrección de octubre de 1987, cuando el fin del mundo y el fin del sistema financiero era predecido por todo el mundo. Los clubes ignoraron la retórica del miedo y siguieron comprando acciones.
Un inversor particular puede tener miedo a las acciones y arrepentirse más adelante, pero en los clubes no se puede conseguir nada sin la aprobación de la mayoría. Dirigir mediante un comité no es siempre la mejor idea, pero en este caso ayuda a que la estúpida idea de vender todo no salga adelante. La toma de decisiones colectiva es una de las principales razones por la que los miembros de los clubes tienden a hacerlo mejor con el dinero que invierten junto al grupo, que con el dinero que invierten por su propia cuenta.
Los clubes se reunen una vez al mes, ya sea en la casa de algún miembro o en alguna sala aquilada, donde intercambian ideas sobre qué acciones comprar. Cada persona es responsable de estudiar una o dos empresas, y de estar al día sobre los últimos acontecimientos. Esto elimina toda la extravagancia de la selección de acciones. Nadie se va a levantar y decir: «Tenemos que comprar Home Shopping Network, he oído decir a un taxista que es una inversión segura». Cuando sabes que tus recomendaciones van a afectar al monedero de tus amigos, tratas de hacer los deberes antes.
La mayoría de los clubes del NAIC compran acciones de empresas bien dirigidas, con un historial próspero, y en las que los beneficios crecen. Esta es la tierra de los tenbagger y muchobagger, donde no es raro multiplicar por 10, 20 o hasta 30 veces tu inversión original en una década.
En sus 40 años de experiencia, NAIC ha aprendido muchas de las lecciones que yo aprendí en Magellan, empezando por el hecho de que comprando acciones de 5 empresas diferentes de crecimiento, te encontrarás con que tres lo harán como esperabas, una tendrá problemas imprevistos y te decepcionará, y la quinta lo hará mejor de lo que podías imaginar y te sorprenderá con una rentabilidad fenomenal. Como es imposible predecir qué compañía lo hará mejor de lo previsto y cuál lo hará peor, la organización sugiere que tu cartera no tenga menos de cinco compañías. La NAIC llama a esto la Regla del Cinco.
El Manual de Inversores del NAIC, el cual los directores enviaron amablemente a mi oficina, contiene muchos conejos importantes que pueden añadirse a la del coro de St. Agnes (los niños que batieron al mercado y se hicieron ricos). Puedes recitar estas leyes mientras cortas el cesped o, aun mejor, recitarlas antes de coger el teléfono para llamar al broker:
– No tengas más acciones de las que puedas estar informado.
– Invierte de forma regular.
– Lo primero que quieres ver es que las ventas y los beneficios por acción crecen a una tasa aceptable y, lo segundo, que puedes comprar las acciones a un precio razonable.
– Es bueno mirar la fortaleza financiera y la estructura de la deuda para ver si un par de años malos pueden entorpecer el progreso a largo plazo de la compañía,
– Compra o no basándote en si el crecimiento cumple o no con tus objetivos y si el precio es razonable.
– Entender las razones por el que las ventas crecieron en el pasado te ayudará a juzgar la probabilidad de que el crecimiento del pasado continúe.
Conclusión:
Resulta curioso ver que una forma de batir al mercado sea hacer algo tan similar al Dollar Cost Averaging, es decir, invertir una cantidad similar de dinero cada x tiempo. He de decir que yo no la sigo, pues trato de comprar lo que creo que está barato o a precios atractivos. Esto hace que haya épocas en las que no encuentro nada y pase más tiempo sin comprar, y que haya épocas en las que me gusten muchas cosas y compré bastante. Sin embargo, el DCA me parece una estrategia interesante.
Hay otra cosa curiosa y similar con el caso de los niños que batieron al mercado, y es que en ambas ocasiones las decisiones se tomaban en grupo. Aquí en España lo de los clubes de inversión no está tan extendido, y lo más similar son los foros y blogs que, aunque pueden ser de ayuda, no suponen tomar decisiones en grupo, sino de forma individual.
Puedes comprar el libro Beating the Street pinchando aquí.
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Casi siempre el inversor particular y no «profesional» es capaz de batir al mercado. Lo dicen Greenblatt, Lynch, Munger… los grandes y no se equivocan.
Ahora que hablas de los clubes de inversión, recuerdo la historia del famoso inversor value Francis Chou. Llegó a Canadá proveniente de Japón sin título universitario y comenzó a trabajar como técnico en una compañía telefónica. Al poco tiempo descubrió a Ben Graham a través del libro The Intelligent Investor y formó un club de inversión con 6 personas. Al par de unos años, decidió abrir su propio fondo de inversión que actualmente es Chou Associates Management y gestionan más de $300 millones de dólares.
Qué buena la historia. No la conocía. Muchas gracias por compartirla.
lancastergate he estado leyendo el inversor inteligente y honestamente no entiendo mucho de lo que dice. unas cuantas oraciones si las he comprendido pero son por que las leeido de otros blogs o aqui mismo, si no fuera por los comentarios de jason sweig estaria en ceros ¿ tu me recomiendas que lo siga leyendo o que trate de buscar mas conocimiento y despues termine de leerlo?
que me recomiendas para poder comprender este libro o si tengo que leer otros libros para poder comprenderlo
espero tu respuesta
Hola Tovanche.
Sí, Benjamin Graham no es fácil de leer. No sé el nivel que tienes, pero puedes probar con otros libros más actuales antes de El inversor inteligente. Por ejemplo, Peter Lynch es bastante más fácil de leer, y tiene un libro disponible en español: Un paso por delante de Wall Street. También puedes leer un libro del que hablé el otro día, Buffettología o algún libro sobre Buffett, que se basa mucho en Graham, pero de forma más sencilla y actual. No sé si habrás leído Como invertir en Bolsa a largo plazo partiendo de cero, pero si no lo has hecho, también te puede ayudar para entender a Graham. Yo creo que si lees estas cosas antes, te resultará un poco más fácil Benjamin Graham.
Saludos.
A mi me costó un par de lecturas hasta que comprendí bien el libro. No es precisamente sencillo de leer, pero con el tiempo descubres sus bondades.
Esta semana, haré un par de artículos sobre un sistema de inversión automática que creo que os encantará, mejora sustancialmente al Dollar Cost Averangin.
Un abrazo.
Suena muy bien lo que comentas. Estaré atento a tu blog como de costumbre.
Un abrazo.
Muy interesante el artículo, tiene mucha razón. Yo personalmente no sigo el DCA al dedillo, más bien intento compaginarlo con momentos en los que las empresas me parezcan baratas, pero siempre intentando comprar cada X meses como norma general.
Veo que tenemos un estilo de inversión similar. A ver qué sistema propone Miguel, parece interesante.
La verdad es que por lo que comenta Miguel suena muy interesante
Yo siempre compro un mínimo de 4 veces al año. Intento que sea cuando las acciones están baratas, pero no siempre se logra.
Especialmente ahora, a mí me cuesta encontrar cosas baratas.