Invierte, invierte siempre: Charlie Munger, Carl Jacobi y Abraham Wald

Posted by on Jun 3, 2015 in Análisis fundamental | 13 comments

Invierte, invierte siempre: Charlie Munger, Carl Jacobi y Abraham Wald

Invierte, invierte siempre. Esta frase de Carl Jacobi fue tomada por Charlie Munger como uno de sus principios de pensamiento y de inversión. Lo curioso de esta frase es que, en inglés (invert, always invert) o en alemán (man muss immer umkehren) que es en el idoma en el que se dijo por primera vez, la frase no lleva a confusión. En español podría entenderse que lo que Munger dice es que tienes que invertir en Bolsa en todo momento, pero no, no es eso lo que dice. Lo que quiere decir es que hay que dar la vuelta al pensamiento (invertir el pensamiento) para tomar decisiones de inversión exitosas o, en el peor de los casos, tomar decisiones con menos riesgo.

El texto que hay a continuación es una traducción mía de un artículo del blog Above the Market, que puedes leer en inglés pinchano aquí. Al final de texto veremos un caso en el que, si hubiera usado el pensamiento invertido, quizá habría evitado cometer un error de inversión.

Invert, always invert (“man muss immer umkehren”)

Es muy difícil conseguir un buen proceso de inversión, pero es todavía más difícil mantenerlo. Las variables son muchas, y los problemas son desafiantes. Por ello, Charlie Munger tomó prestada una idea muy útil del gran matemático alemán del siglo XIX, Carl Jacobi, que ofrece ayuda a la hora de lidiar con los inumerables problemas a los que se enfrentan los inversores a la hora de establecer un buen proceso de inversión.

 

Jacobi creía que la solución a muchos problemas podría ser encontrada si los problema se expresaban de forma inversa -trabajando hacia atrás. Y como en otros muchos casos a la hora de invertir, haríamos muy bien emulando a Charlie Munger en este asunto.

 

Carl Jacobi, matemático

Carl Jacobi

Durante la Segunda Guerra Mundia, las fuerzas aliadas enviaban bombarderos de forma regular a Alemania. Los pesado aviones bombarderos enviados a estos ataques -habitualmente B-17S- eran cruciales en el devenir de la guerra, y habitualmente caían por el fuego anti aéreo alemán. Obviamente esto era un gran problema.

 

Una posible solución era reforzar estas fortalezas voladoras, pero la armadura era pesada, y reforzarla suponía empeorar las capacidades de los aviones. Así que el refuerzo sólo podría ir donde los aviones eran más vulnerables. El problema de dónde reforzar la armadura era difícil, pues la información era incompleta. No había acceso a los aviones que habían sido derribados. En 1943, el Ministro del Ejercito del Aire inglés examinó las localizaciones de los agujeros de las balas de los aviones que habían retornado, y propuso reforzar las áreas que parecían más dañadas, las extremidades de los aviones.

 

El gran matemático Abraham Wald, que huyó de Austria hacia Estados Unidos en 1938 para escapar de los nazis, fue puesto a trabajar para resolver el problema de estimar las probabilidades de supervivencia de los aviones que recibían disparos, de forma que la armadura fuera reforzada de forma más  eficaz. Wald llegó a una conclusión que fue sorprendete y muy diferente a la del Ministro. Como el análisis de Wald era nuevo en la época -no tenía acceso suficiente a ordenadores para hacer modelos, ni tenía acceso a los nuevos enfoques estadísticos- su trabajo ad hoc y su éxito fue debido a «el poder puro de su intuición».

Abraham Wald de joven

Abraham Wald de joven

Wald empezó dibujando un boceto del avión y marcando los sitios donde los aviones que volvían habían sido golpeados. Había agujeros en todas partes, salvo en algunas áreas cruciales, habiendo, especialmente, agujeros en las extremidades. Invirtiendo el problema -considerando dónde habían sido golpeados los aviones que no volvían, y qué es necesario para hacer que un avión deje de funcionar, en lugar de examinar la información de los bombarderos que regresaban- Wald llegó a su punto de vista particular, que más tarde fue confirmado por un análisis matemático. Muy del estilo de Sherlock Holmes y el perro que no ladraba,  el giro intuitivo de Wald fue debido a lo que no podía ver.

 

Wald se dio cuenta de que los agujeros producidos por fuego anti aéreo y por balas en los aviones que regresaban, se encontraban, habitualmente, en las zonas donde estos podían absorber mejor los daños y sobrevivir. Como la información de que disponían mostraba que la mayoría de los B-17 que regresaban no mostraban apenas daños en las mismas zonas, Wald dedujo que eran esas áreas (alredor de la cabina y de los depósitos de combustible) las que eran realmente vulnerables, y las que debían ser reforzadas.

avion 2 guerra mundial abraham wald

La información más útil estaba en los aviones que habían sido derribados y no estaba disponible, no en aquellos que habían sobrevivido y sobre los cuales había que hacer deducciones. Esta perspectiva subyace de lo que ahora llamaos sesgo de supervivencia -la tendencia a incluir sólo los éxitos en los análisis estadísticos, sesgando o invalidando los resultados. Invertir el problema permitió a Wald  encontrar la respuesta correcta, y salvar muchos aviones -y vidas.

 

La principal forma de aplicar esto a la inversión -más allá de las ventajas de invertir los problemas que nos encontramos habitualmente- es que, en muchos casos, deberíamos poner más atención a los casos en los que los inversores cometen errores, en lugar de fijarnos en los casos de éxito, aunque hacer algo así haga improbable conseguir contratos con seis cifras. De igual forma, haríamos mucho mejor examinando nuestros errores personales que nuestros éxitos. En lugar de centrarnos en «por qué lo hicimos», deberíamos centrarnos en analizar de forma cuidadosa en nuestro análisis equivocado y en nuestro diagnóstico erróneo. Es aquí donde está la mejor información, y done se pueden sacar las mejores conclusiones.

 

Como he dicho antes, invertir es un juego de perdedores -utilizando la famosa expresión de Charley Ellis) la mayor parte del tiempo -con resultados dominados por la suerte más que por las habilidades y por altos costes de transacción. Si evitamos los errores, habitualmente ganaremos. Poniendo mayor atención en los errores, tendremos mayores oportunidades precisamente de eso, de ganar. En otras palabras, invierte, invierte siempre.

Conclusión:

Curiosamente, más de un amigo me ha comentado que en una entrevista de trabajo le hicieron la siguiente pregunta. «Si te dan un dibujo de un avión, y te dicen que el 95% de los aviones que regresan han sido golpeados en las alas, ¿dónde reforzarías los aviones?» Quién le diría a Wald, que además de ayudar a derrotar a los nazis, sería fuente de inspiración para muchos departamentos de recursos humanos décadas después.

Por otra parte, también quería hablar sobre el final del artículo que dice que debemos prestar más atención a los errores que a los aciertos. Dentro de poco se cumplirá un año desde que Jenaro García admitió el fraude en Gowex. Aunque tuve la suerte de ganar bastante dinero con Gowex, y a pesar de que hubo fraude, es innegable que cometí un grave error invirtiendo en esta empresa. De hecho, si tratara de justificarme en que gané, o en que me engañaron, estaría cometiendo otro error más.

Poco después de que se descubriera el pastel en Gowex escribí un artículo sobre algunos de los errores que cometí al invertir. Sin embargo, también podía haber utilizado el pensamiento inverso para haber evitado el error. Por ejemplo, cuando compré acciones Gowex debía cotizar a un supuesto PER de 10 o así (hablo de memoria), tenía una previsión de aumentar sus beneficios un 70% y tenía unos supuestos retornos que no se veían en casi ninguna otra empresa. Obviamente los retornos eran todos falsos. Por eso, al encontrarme con retorno tan grandes, yo, en lugar de pensar «qué bien, cotiza barata y es una empresa extraordinariamente rentable» podría haber pensado «¿cómo es que esta es la única empresa del sector rentable? ¿Cómo es que no sólo es rentable, si no que lo es más que la gran mayoría de empresas del mercado? Si es tan rentable, ¿por qué nadie la imitia y por qué no tiene competencia directa?» No tiene que ser así, pero quizá de haberme hecho esas preguntas habría investigado más sobre quiénes eran los clientes de Gowex, habría calculado el beneficio que correspondía a cada empleado según Gowex (alrededor de un millón por empleado, una locura) habría buscado los contratos, etc. y, quizá no habría cometido el error.

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13 Comments

  1. Creo que la anécdota del avión ya la había leído. Es muy buena. En muchas ocasiones es necesario dar la vuelta a un problema para resolverlo no cabe duda.

    • Desde luego. En esto, el maestro Munger tiene razón una vez más, y hay que aplicarlo también en Bolsa.

  2. Te atreves con una serie de posts con errores cometidos por inversores?

    Se que es muy fácil decirlo y muy complicado hacerlo. Pero ahí lo dejo como idea por si lo consideras…

    • Pues me parece una idea interesante. Tomo nota.

  3. Hablando de Gowex….en un artículo que hice en mi blog, por aquel entonces yo me hice precisamente esa pregunta. Sin conocer de nada a Wald, yo me pregunté, que si era un negocio tan redondo, porque Telefónica no había puesto su mirada en el…y lo curioso es que tenía razón.
    Un abrazo.

    • La verdad es que debería haber hecho, pero me dejé llevar por los números, y resulta que eran todos mentira. Ahora ya, aunque supongo que cometeré errores, me he unido al club del pensamiento invertido.

      Un abrazo.

  4. Muy interesante el artículo, parece muy obvio lo del avión ahora que se ve escrito, pero seguro que en el momento de llegar a la conclusión no se veía tan claro. Nos hace falta más gente como Wald.

    Si quereis ver una recopilación de los que considero los mejores blogs (por supuesto invertir,bolsa y dinero incluido) y libros de inversión en bolsa pasaos por mi blog
    http://opinatron.com/invertir-en-bolsa-recursos/

    • Muchas gracias Opinatron! Me alegro de que hayas incluído mi blog entre los favoritos. Por ciero, el tuyo cada vez está mejor!

      • Gracias Lancaster, espero seguir mejorando :)

  5. Los nacionalsocialistas eran gente muy inteligente, solo tuvieron un problemilla «perdieron la guerra».

    • Bendito problemilla para la humanidad :)

  6. El propio Buffet reconoce abiertamente y sin tapujos cuando comete un error de inversión. En varias ocasiones lo ha hecho…

    Gracias por los textos y las traducciones. Muy interesante como siempre…

    • Gracias Alberto.

      Hay que entender que todos somos humanos y cometemos errores. Taparlos o hacer como que no los cometemos es otro error. Lo mejor es aceptarlos y aprender de ellos.

      Saludos.

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