A veces, cuando invertimos en Bolsa y encontramos una empresa que nos gusta, caemos enamorados de ella y sólo vemos las cosas buenas, pero no las malas. Es un poco como el amor en sus primeras fases, o la idealización. Todo es tan bueno, todo es tan maravilloso. Nuestro amor no se tira pedos, su sudor huele a rosas y le quedan bien hasta las legañas. Igualmente, nuestra acción tiene un futuro prometedor, su balance está muy saneado y los clientes de la empresa sólo hablan maravillas de ella. A mi recientemente me ha pasado algo parecido.
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Idealizar una inversión
Decía que a mí me había pasado recientemente algo así. Poco antes de empezar el Mundial de fútbol pensé que podría ser una buena idea apostar al campeón de este Mundial por darle un poco de picante. Iba a apostar muy poco dinero y quería encontrar una apuesta que se pagara bien, así que decidí apostar a que Portugal ganaría el Mundial. Cuando aposté se pagaba 21 euros por 1 euro apostado (ahora debe ser mucho más) e hice la apuesta con pocas esperanzas de ganar. Sin embargo, según pasaban los días, creía más posible que tuviera razón. Miraba la selección portuguesa y me parecía un equipazo, un claro favorito al título, y sólo yo lo había visto. En su selección juega el Balón de Oro, 3 campeones de Europa con el Real Madrid, jugadores del Manchester United, del Mónaco, del Sevilla… cada vez lo veía más claro. Y pasó lo que pasó, primer partido de Portugal y pierde 4-0.
Y lo mismo que me ha pasado con esta pequeña apuesta puede pasar con las inversiones y las acciones. A veces sólo ves las cosas buenas y te olvidas de las malas, por muy evidentes que sean. A mí me pasó con Telefónica, en donde me olvidé de casi todo y me dejé encandilar por una rentabilidad por dividendo del 10%.
En mi caso, que me gusta mucho el análisis cualitativo y entender, en parte, la inversión como un arte como Peter Lynch, para evitar caer en errores y enamoramientos ante una historia prometedora, una posible solución es poner mucha atención a los números. Por muy bonita que sea la historia, si los números son catastróficos y van a peor, creo que es mejor estar fuera de esa empresa. Y lo mismo sucede al revés, hay inversores que se centran mucho en los números y se olvidan de la historia y de las tendencias de la sociedad. Un ejemplo pueden ser esas empresas de industrias en decadencia que cotizan muy baratas y tienen balances saneados. Seguramente parecen una gran oportunidad de inversión , pero si miramos unos años para adelante, y vemos que su sector va a desaparecer, o va a ser mucho menos rentable, será mejor no enamorarnos de sus números y ver los toros desde la barrera.
Experimento de atención
Vamos a ver un vídeo bastante conocido en el que podemos ver en la práctica algo similar a lo que comento en el post. Seguramente la mayoría ya lo hayáis visto (es el de los estudiantes que se pasan un balón de baloncesto, y hay que contar cuantos pases han dado), pero si no es tu caso, te recomiendo ponerlo a pantalla completa para verlo mejor y que te sea más fácil contar los pases.
Supongo que ya has visto el vídeo, así que voy a hablar de la solución y de su relación con lo que estoy exponiendo.
Aunque no sucede con todo el mundo, muchos nos centramos tanto en contar los pases que no vemos al mono que pasa. No es exactamente lo mismo que sucede cuando nos enamoramos de una persona o de una inversión, pero se parece. Además, es un buen ejemplo para no poner toda la atención en los factores cualitativos o cuantitativos de una empresa, pues nos pueden pasar por alto que son realmente evidentes.
Conclusión:
Poner demasiada atención a las cosas buenas de una compañía puede llevarnos a enamorarnos de una acción y “no ver” señales que no son buenas, de forma que podemos estimar un precio o un potencial mucho mayor que el real. Confiar en nuestra inversión y criterio está muy bien para evitar dejarnos llevar por el miedo en momentos de pánico, pero eso no quiere decir que haya que negarse a ver las señales negativas.
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Si te sirve de consuelo, muchos hemos pasado por ahi, a mi me paso con Santander, un diviendo del 10 %. Me decia a mi mismo si tuviera 50.000 acciones no tendria que trabajar, en incluso hice algun tonteria, que por fortuna salio muy bien, para aumentar el dinero y asi poder acceder a esas preciosas 50.000 acciones. Por su puesto llega un dia te despiertas, en mi caso fue curioso, por que cuando mas sabia de bolsa mas vertigo me daba; hasta que un dia descubri las empresas solidas que aumentan año tras año los dividendos y ver las cosas con calma y claridad.
La verdad es que mi historia se parece bastante, pero con Telefónica en lugar de Santander. A veces es un paso necesario para aprender. Por seguir con la comparación de la idealización, sería como llevarse el primer palo amoroso de chaval para aprender.
Veo que Santander a roto bastantes corazones, también el mío. Reconozco que yo también hice mis cábalas con ese 10% en dividendos, de hecho ese romance me duró casi un año, hasta que me di cuenta que no tenía mucho sentido y rompí la relación (le puse los cuernos con Banco Sabadell que en ese momento no pagaba nada en dividendos pero me gusto mucho su estrategía arriesgada de quedarse con las cajas nacionalizada por 4 duros).
Un Saludo.
Vaya reguero de inversores escarmentado han dejado Santander y Telefónica. Lo bueno es que ya hemos aprendido todos la lección.
El cambio por Sabadell, por el timing que imagino según tu mensaje, fue un gran acierto.
Creo que me está pasando eso con Duro Felguera… jejeje
Los resultados y la gestión no están siendo buenos pero sigo confiando mucho en la empresa..
Saludos
Yo la vendi, muy buena empresa, pero demasiada pequeña, que hace que los accionistas grandes la manejen a su antojo.
Duro Felguera es una empresa que no sigo mucho, así que no te puedo dar mi opinión. En todo caso, ser consciente de que la gestión no es buena quiere decir que, al menos, no tienes idealizada a la compañía.