4 consejos de Benjamin Graham para una cartera de acciones defensiva

Posted by on Sep 18, 2014 in Análisis fundamental | 0 comments

4 consejos de Benjamin Graham para una cartera de acciones defensiva

En El Inversor Inteligente, Benjamin Graham explica, entre otras cosas, cómo crear una cartera defensiva. Para ello, da 4 reglas que considera imprescindibles para crear una cartera con acciones defensiva. Que una cartera sea defensiva no debe hacernos pensar que lo hará peor que el mercado en el largo plazo. De hecho, en muchos casos estas carteras lo hacen mejor debido a la calidad de las empresas que forman parte de ella. Aunque ese no es el asunto de este artículo.

A continuación, vamos a ver un fragmento del capítulo 5 de El Inversor Inteligente llamado:

El inversor defensivo y las acciones ordinarias

La selección de acciones para la cartera del inversor defensivo debe ser una cuestión que se realice con una relativa sencillez. Nos atreveríamos a sugerir la aplicación de cuatro reglas:

1. Debería haber una diversificación adecuada, aunque no excesiva. Esto podría suponer tener un mínimo de 10 acciones y un máximo de aproximadamente 30.

2. Cada una de las sociedades elegidas debe ser grande, destacada y tiene que contar con una financiación conservadora. Por indefinidos que sean estos adjetivos, el sentido general es claro. Al final del capítulo se hacen unas indicaciones sobre esta cuestión.

3. Cada una de las sociedades debe tener un prolongado historial de pago de dividendos continuado. (Todas las sociedades cuyas acciones están integradas en el Dow Jones Industrial cumplían ente requisito en 1971). Por aclarar términos específicos en esta cuestión, sugeriríamos que  el requisito de pagos de dividendos continuados hubiese comenzado por lo menos en 1950 (teniendo en cuenta que estoy copiando según la versión de El Inversor Inteligente de 1971, Graham pide unos 20 años).

4. El inversor debería imponer algún tipo de límite en el precio que está dispuesto a pagar por unas acciones en relación con los beneficios netos obtenidos a lo largo de, por ejemplo, los siete últimos años. Sugeriríamos que ese límite se estableciese en 25 veces tales beneficios medios y en no más de 20 veces los beneficios correspondientes a los últimos 12 meses. No obstante, esta restricción eliminaría prácticamente a todas las sociedades más fuertes y más populares de la cartera. En particular, esto supondría prohibir  prácticamente toda la categoría de «acciones de sociedades de crecimiento«, que durante los últimos años han sido las preferidas tanto de los especuladores como de los inversores institucionales. Expondremos los motivos que nos llevan a proponer una exclusión tan drástica (pero como no voy a poner todo el libro en el blog, si quieres leyendo puedes comprarlo).

Comentarios

Las reglas y recomendaciones que da Benjamin Graham para una cartera defensiva son bastante sencillas y básicas. El problema es que si invertimos en España y todas, o la mayoría de las acciones de nuestra cartera son españolas, es difícil que podamos encontrar 15 empresas que cumplan con los requisitos. Pero vamos a comentar los puntos de Graham.

1. Cartera diversificada

En el primer punto estoy bastante de acuerdo con Graham. Obviamente, si llevamos poco en Bolsa no podemos pretender tener acciones de unas 15 empresas diferentes, pero al cabo de los años sí que me parece razonable. Podría pensarse que con una cartera de hasta 30 empresas como propone Graham puede no tener sentido elegir acciones ordinarias, en lugar de ETFs que repliquen un índice. Al fin y al cabo, nuestro IBEX sólo tiene 35 empresas.

A mí 30 me parecen muchas empresas para un inversor no profesional. Salvo que se pueda disponer de tiempo para ir analizando los resultados y las noticias de todas ellas, más las empresas que tengamos en el radar, me parece complicado poder estar al día de la empresa (que no de la acción). Aun así, y volviendo al tema de tener una cartera diversificada de acciones vs ETFs, creo que la cartera, por muy diversificada que sea, puede batir (y también hacerlo peor) con diferencia a los índices. Un ejemplo muy claro es Peter Lynch, que con cientos de empresas en cartera, batía por mucho a su índice de referencia. Por ello, creo que el número de empresas que propone Graham es bastante razonable.

2. Empresas sanas financieramente

Es difícil no estar de acuerdo con el punto 2. Si nuestra idea es mantener las acciones de forma indefinida, lo lógico es comprar sólo empresas que estén sanas financieramente.

En mi caso, que hago principalmente, pero no sólo, Buy&Hold, aproveché la crisis y los problemas financieros de alguna gran empresa para comprar acciones por debajo del valor que consideraba razonable, con la idea de vender una vez se recuperaran. En algunos casos, la evolución de estas empresas ha sido tan buena que se han quedado en cartera con la idea de mantenerlas lo máximo posible. Ahora, si inicialmente compro para la cartera B&H, sí que es un requisito la salud financiera que nombra Graham.

En cuanto a lo de las grandes empresas, tengo que decir que no lo sigo al 100%, pues hay empresas medianas que también me gustan.

3. Historial de dividendos

Es posible que también consiguiéramos hacer una cartera defensiva con empresas que no pagan dividendos, pero el pago de estos de forma estable es la constatación práctica de que la empresa sí que ha ganado dinero.

Si queremos aplicar el mínimo de 20 años en acciones de empresas españolas, seguramente no conseguiríamos una cartera diversificada como dice Graham. Es más, incluso bajándola a 10 años seguramente seguiría siendo imposible. ¿A qué se debe? No lo sé, pero es obvio que tenemos muchas menos empresas cotizando que en Estados Unidos, por lo que es más difícil que haya un número grande de empresas españolas que cumplan estos requisitos. También me parece que los directivos españoles no son muy cuidadosos en general y cuando las cosas se ponen feas no tienen más remedio que quitar los dividendos. Pero eso no es el asunto del post.

Si queremos hacer caso de las reglas de Graham, seguramente tengamos que invertir en empresas extranjeras. A mi me gusta invertir en compañías de otros países, pues es otra forma de diversificación y nos permite elegir entre más opciones y, por tanto, poder elegir la que nos parece mejor. Eso sí, en algunos casos también hay muy buenas empresas en España. Si tenemos una compañía como REE en España que paga dividendos de forma estable y creemos que cotiza a buen precio, igual es mejor quedarse con REE que invertir en una extranjera (puedes ver una lista de empresas que han aumentado su dividendo durante 50 años seguidos aquí).

4. Precio/Beneficios

Aquí tengo ideas enfrentadas. Me gusta comprar a PERs bajos (como a casi todos) pero también me gusta comprar calidad y crecimiento. Como Graham es para mi una referencia, pero no lo sigo a pies juntillas, en los casos en los que creo que la empresa es lo suficientemente segura  y que tiene un alto potencial de crecimiento, acepto PERs algo más altos. Eso sí, debo decir que la idea de comprar a PERs bajos la tengo tan arraigada, que me cuesta saltármela. La experiencia me ha demostrado que comprando a PERs algo más altos, pero comprando calidad y crecimiento las cosas suelen salir bien, pero eso no quita para que la idea del PER bajo siga arraiga en mí.

Conclusión:

Las reglas que da Benjamin Graham para una cartera defensiva son bastante razonables, y seguramente funcionen muy bien. Eso sí, es posible que no pudiéramos aplicarlas sólo con empresas españolas.

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