Cuando leemos información, un factor importante es conseguir más señal y menos ruido. De forma intuitiva sentimos que cuanto más información tengamos, más señal recibiremos. Probablemente esto es cierto en términos absolutos, pero en el fragmento que vamos a ver a continuación del libro Antifrágil: Las cosas que se benefician del desorden, Nassim Taleb dice que esto no es cierto en términos relativos. Taleb explica que, cuanta más información lees, el ratio de ruido/señal aumenta.
El párrafo superior y el que vamos a ver a continuación está sacado de FarnamStreet. Aunque está disponible en muchas webs, pues el propio autor del libro lo compartió en Facebook, he sacado la idea de ahí, así que dejo el link a FarnamStreet por si quieres leerlo en inglés.
Al final de la traducción dejo mi opinión sobre las cosas de las que habla Taleb. El artículo es un poco largo, pero trata de leerlo porque creo que te puede gustar, ya que las ideas de Taleb y su libro son bastante interesantes y diferentes a lo habitual.
Tabla de contenidos
La Institucionalización del Neuroticismo
Imagina a alguien neurótico, como solemos llamarlo de forma coloquial. Está delgadísimo, parece retorcerse y habla con un tono de voz irregular. Su cuello se retuerce cuando trata de explicarse. Cuando le sale un pequeño grano, su primera reacción es asumir que es cancerígeno, de hecho, piensa que es del tipo de cáncer más letal que existe y que ya se ha extendido por su cuerpo. Su hipocondría no es sólo en temas médicos: también se complica la vida en el mundo de los negocios y reacciona como si la ruina y la crisis estuviera cercana y fuera segura. En el trabajo está siempre alerta a cualquier pequeño detalle haciendo una montaña de un grano de arena. Lo último que quieres en tu vida es estar con él en el coche en mitad de un atasco camino a una reunión importante. La expresión «sobrereaccionar» fue inventada pensando en él. Él no reacciona, sobrerreacciona.
Compáralo con el tipo que tiene el temperamento totalmente opuesto, imperturbable, con una calma tremenda, tiene todo lo que hay que tener para convertirse en un líder, en un gran militar de alto rango o en jefe de la mafia. Habitualmente calmado e inmune a pequeñas informaciones, pueden impresionarte con su autocontrol en situaciones difíciles. Para hacerte una idea, escucha la entrevista a «Sammy the Bull» Salvatore Gravano, que fue acusado del asesinato de 19 personas (todos de mafiosos de bandas rivales). Habla con el mínimo esfuerzo posible. En las pocas ocasiones en las que se enfada, al contrario que el neurótico, todo el mundo lo sabe y se lo toma muy en serio.
La gran cantidad de información a la que estamos expuestos en estos tiempos está transformando a los humanos que antes eran como la segunda persona que hemos visto y que ahora son como los neuróticos. El segundo tipo sólo reacciona ante información real (señales) el primero reacciona, en gran parte, al ruido. La diferencia entre estas dos personas nos muestra la diferencia entre ruido y señal. El ruido es lo que debes ignorar, señal es a lo que debes atender.
De hecho, hemos mencionado el «ruido» anteriormente en el libro y es el momento de precisar. En ciencia, ruido es una perturbación, más allá del sonido real, que describe información aleatoria y totalmente inútil, y que debes eliminar para que lo que oigas tenga sentido. Para entender la definición de ruido, podemos compararlo con los mensajes encriptados sin ningún sentido hechos, únicamente, para despistar a los espías, o los ruidos que escuchas al hablar por teléfono con alguien.
Ruido y señal
Si quieres acelerar la muerte de alguien, dale un doctor personal.
Gracias al alto número de extirpación de amígdalas, podemos ver como el acceso a más información incrementa la intervención -como el neurótico. Rory Signaled (ya es casulidad el apellido…) me explicó que aquellas personas que tienen un doctor personal son especialmente vulnerables a un alto grado de intervencionismo médico. Los doctores necesitan justificar sus salarios y probarse a sí mismos que tienen una buena ética de trabajo, cosa que no cuadra con «no hacer nada».
Lo mismo sucede a los que toman decisiones corporativas o políticas -como Greenspan- que cuentan con sofisticadas estadísticas actualizadas en todo momento, con la capacidad de hacerles confundir ruido e información haciéndoles «sobrereaccionar». Greenspan siempre tenía un ojo puesto en las fluctuaciones en las ventas de aspiradoras en Cleveland «para tener una idea precisa de a dónde va la economía» y, por supuesto, nos llevó al caos.
A la hora de tomar decisiones en el mundo de los negocios y en la economía, la información causa efectos secundarios. Hoy en día, la información es abundante gracias a la conectividad, y el aumento de la información falsa aumenta junto con la conectividad. Una gran cantidad de información no contrastada es tóxica en grandes cantidades -incluso en pequeñas cantidades.
Los dos capítulos anteriores mostraban como te puedes aprovechar del ruido en la información, pero el ruido también puede aprovecharse de ti- especialmente la información que consigues en webs y en los medios de comunicación.
Cuanta más información leas, veas o escuches, más ruido recibirás (en lugar de recibir la parte más valiosa, la señal). Por tanto, cuanta más información, más aumenta el ratio ruido/señal y ahí se produce la confusión, que no es psicológica, sino que es inherente a la información.
Imaginemos que una vez al año miras la información del precio de tus acciones, o de las ventas de la fábrica de abonos de tu cuñado, o de la inflación en Vladivostock. Vayamos un poco más allá, si miras la información una vez al año, el ratio ruido/señal es de 1 (mitad ruido, mitad señal) -lo que quiere decir que de los cambios que identifiques, ya sea para mejor o para peor, la mitad serán ciertos y la mitad vendrán de datos aleatorios. Sin embargo, si buscas información de forma diaria, la composición del ratio pasará a ser un 95% ruido, 5% señal, y si pasas a buscarla cada hora, como hace la gente que está inmersa en las noticias del mercado y en las variaciones de precios, pasamos a tener un 99,5% de ruido y un 0.5% de señal. Esto significa 200 veces mayor cantidad de ruido que de señal (salvo cuando ocurren hechos muy significativos) y es por ello por lo que los que hacen caso a las noticias están un peldaño por debajo de los perdedores.
Hay una historia biológica en cuanto a la información. He venido repitiendo que, en un entorno natural, la información es una fuente de estrés. Demasiada información causaría demasiado estrés, excediendo el umbral de la antifragilidad. En medicina estamos descubriendo los poderes de curación del ayuno evitando las rápidas variaciones hormonales que conlleva ingerir alimentos. Las hormonas llevan información a diferentes partes de nuestro cuerpo, y demasiada información confunde a nuestra biología. Una vez más, como con la historia del inversor de alta frecuencia, demasiada información es dañina. En el Capítulo X (ética) mostraré como demasiada información (especialmente cuando es estéril) hace que las estadísticas no tengan ningún sentido
Añadamos el factor psicológico a todo esto: no estamos hechos para entender la señal, por lo que sobrerreaccionamos al ruido. La mejor solución a esto es fijarnos sólo en grandes cambios en la información o en las condiciones, pero nunca a los pequeños.
De la misma forma que seguramente no confundiríamos nunca un oso con una piedra (pero quizá sí a una piedra con un oso), es casi imposible, para alguien racional con una mente clara que no está sumergida en una sobredosis de información, confundir una señal vital, importante para su supervivencia, con ruido. Las señales significativas encuentran su camino para llegar a ti. En la extirpación de amígdalas, el mejor filtro podría ser considerar sólo a los niños muy enfermos y aquellos que tienen inflamación de garganta de forma recurrente.
Hay tanto ruido por parte de los medios y de su glorificación de lo anecdótico que vivimos cada vez más en un mundo virtual alejado del mundo real, dándonos menos cuenta de la realidad. Por ejemplo, 6.200 personas mueren al día en Estados Unidos por causas que podrían ser prevenidas, pero los medios sólo se centran en los casos más anecdóticos y sensacionalistas (huracanes, accidentes extraños, avionetas que se estrellan…). De esta forma, nos dan una imagen cada vez más distorsionada de los riesgos reales (algo así explico en la guía de value investing, comparando la Bolsa con volar en avión o montar en bici). Antiguamente, lo interesante era la información, pero ya no es así hoy en día. Asimismo, mediante la presentación y explicación de teorías por parte de los medios, estos hacen creer a la gente que son capaces de entender el mundo.
El entendimiento de los hechos (y de los riesgos) por gran parte de la prensa es tan retrospectivo que pondrían el security check (comprobación de que todo está bien antes de que los aviones despeguen) de un avión para después de que éste despegara, algo así como lo que antiguamente llamaban post bellum auxilium, enviar tropas una vez acabada la batalla. Vivimos en un mundo cada vez más frágil mientras pensamos que cada vez lo entendemos mejor.
Para concluir, la mejor forma de mitigar el intervencionismo es racionalizar la cantidad de información de la forma más natural posible. Es duro de aceptar en la era de internet y ha sido muy difícil para mi explicar que, cuanta más información tienes, menos sabes lo que está ocurriendo y mayor daño causaras.
Conclusión:
Si para el autor resultó difícil explicar su idea, no se ha quedado corta la cosa para mi en la traducción (porque, aunque tengo el libro, lo tengo en inglés).
Me gustan muchas de las ideas que propone Taleb. En cuanto a la exaltación de la anécdota de los medios de comunicación, pondré un ejemplo tonto, pero que me llama la atención. A mi me gusta el fútbol, y cuando hay liga, quiero ver los resúmenes de los partidos y los goles. Si pones el telediario o un programa deportivo, a pesar de que le dedican horas y horas al fútbol, es casi imposible ver algo de lo que ha sucedido en la jornada. Verás que Ronaldo ha hecho un gesto raro, que han medido cuántos kilómetros corre Messi, que Simeone se ha despeinado, y que a una señora en el campo del Betis le ha dado la tos, pero de fútbol poco verás. Es una chorrada, pero es un ejemplo del ruido con el que vivimos.
Lo peor, es que si los medios se centraran en los hechos y en la información, en vez de en la anécdota, seguramente perderían audiencia. Y lo mismo pasa con la Bolsa. Lo que ofrecen los medios es parecido a lo que busca la gente. «Hoy la Bolsa ha bajado por el miedo a no sé qué«.»El IBEX no puede con la resistencia de los 11.100 puntos» «Las 10 mejores empresas para invertir en primavera de 2015» (éste podría ser interesante, pero el artículo no se basa en nada, y a la semana siguiente tienen otras 10 empresas diferentes). «El S&P500 rebota y alcanza máximo históricos» (dicen rebota y llevaba subiendo 5 días. Rebota cuando estaba bajando y empieza a subir, no cuando lleva un montón subiendo y llega a máximos históricos).
Y como en el mundo de la inversión también mucha gente se centra en la anecdota, aparece una oportunidad, que es centrarse en los hechos. ¿Cuánto creo que vale esta empresa? ¿Cuánto creo que puede llegar a valer? ¿Por qué creo que tiene ese valor? ¿El precio refleja ese valor? Cuando quienes se hacen esas preguntas son una minoría en Bolsa, el mercado no puede más que ser ineficiente, y aparece nuestra oportunidad y el value investing.
Por eso, para los que invertimos en Bolsa a largo y por fundamentales, el ruído está en todas partes. Al final, de lo fundamental, es decir, de los fundamentales (valga la redundancia) no se habla. Y también es lógico que no se hable mucho de los fundamentales, pues no cambian de un día para otro, pero de algo tienen que hablar.
Por otra parte, coincido con la idea de Taleb sobre la información. Está bien informarse, pero llega un punto en que más información no es útil. Hay estudios (que veremos) que demuestran que más información no da lugar a mejores resultados. Lo que sí que da es lugar a mayor confianza en quien toma la decisión, pero ésta no sólo no mejora la decisión, sino que puede llegar a empeorarla. Yo a la hora de invertir me informo. De hecho me informo mucho, pero hay cosas que miro menos. Si sé que la empresa es solvente y mirando el balance de los últimos años veo que puede pagar sus compromisos sin problemas, no me hace falta calcular el current ratio, el quick ratio y el cash ratio y ver su evolución. A lo mejor en una empresa que pasa por problemas sí me hace falta, pero en este caso no.
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Es curioso tu artículo hablando de inversión a largo plazo, en el Trading y en el análisis técnico también se maneja la idea del ruido y la señal…je, je. Te digo que no están tan alejadas las posturas, sólo que estamos pegados de espaldas y cada uno ve una realidad, la mitad de esa realidad.
Un abrazo.
Estoy seguro que entre los buenos traders y los buenos inversores a largo hay muchas cosas en común. El problema es que a mí, el técnico y el trading, por mucho que lo he intentado, no me gusta. Creo que el value investing se me da relativamente bien porque la disfruto, y con el trading no sería así.
Un abrazo.
Genial artículo. Cuando me lea los 2 o 3 libros que tengo pendientes, me gustaría leer algo de Taleb. Todo el mundo habla muy bien de sus libros.
Gracias David.
A mi me gustó mucho. Lo tengo a medias porque desde que empecé a estudiar para el CFA necesito leer cosas más «suaves» para desconectar, pero lo que llevo me pareció muy interesante.
Un abrazo.
Prueba , un saludo.