Para poder ganar en Bolsa más que la media suele ser necesario pensar diferente. En principio, si pensamos igual que los demás, obtendremos resultados similares. Sin embargo, hay un problema, y es que la mayoría de los inversores (y las personas en general) creen que son más listos que la media. Si todos somos más listos que la media, hay algo que no cuadra.
En el libro de James Montier, Psicología Financiera, el autor pone diferentes ejemplos en los que se ve que, efectivamente, la gente se cree que piensa mejor, que invierte mejor, y que incluso es mejor en la cama que la media. Como es lógico, no todo el mundo es mejor que la media. De hecho, para probar que todos somos más o menos igual, James Motier propone una serie de ejercicios muy simples que casi todo el mundo responde igual.
El texto que hay a continuación es una fragmento del libro Psicología Financiera, en el que se trata de probar que la mayoría seguimos procesos mentales muy similares, ofreciendo una posible solución para evitar caer en los errores más comunes a la hora de invertir.
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Ahora toca otra rompecabezas
Imagínate que tienes cuatro naipes delante de ti. Cada uno tiene una letra en una cara y un número en la otra. Los cuatro símbolos que están boca arriba son E, 4, K, 7. Te diré que si una carta tiene una E en una cara, en la otra cara tiene que tener un 4. ¿Qué cartas girarías para ver si te estoy diciendo la verdad?
Piénsalo un poco.
Si eres como un increible 95% de los gestores de fondos que han contestado a esta pregunta, lo habrás hecho mal. ¡Así que no te presiones!
Esta pregunta es, con mucha diferencia, la que tiene el mayor índice de fallos de todas las que planteo. Se trata además de una de esas tendencias inmunes al uso de la reflexión cognitiva que tratamos en el capítulo 1. Por muy bien que lo hayas hecho, es muy probable que sigas padeciendo la tendencia que subyace tras este problema.
La respuesta más habitual es la E y la 4. La respuesta correcta es que es necesario girar dos cartas, y estas son las E y la 7. Me explicaré. La mayoría de la gente escoge la E. Si la giras y no hay un 4 en el reverso habrás demostrado que he mentido. Si giras la 7 y hay una E en el reverso, también habrás demostrado que mentía. Sin embargo, girar la 4 no sirve. Dije que la E tenía que tener un 4 en el reverso, no que la 4 tenía que tener una. El hábito de escoger la 4 se conoce como tendencia confirmatoria: buscar la prueba que nos dé la razón.
Probemos con otro. Imagínate que te presentan la siguiente serie de números: 2-4-6. Tu tarea consiste en deducir la regla que he seguido para formar esa secuencia. Para descubrir la regla puedes formar otra serie de tres números y yo te diré si cumple la regla que he seguido. Si estás seguro de que tienes la solución, puedes dejar de probar y decirme cuál crees que es la regla.
La mayoría de gente responde a esta prueba proponiendo 4-6-8, a lo cual la respuesta es «sí, se ajusta a la regla». Entonces, dice 10-12-14, que vuelve a obtener una respuesta afirmativa. Llegados a este punto, mucha gente cree que conoce la regla y dice algo en la línea de «números que se van incrementando de dos en dos» o «números pares que se incrementan de dos en dos». A lo cual la respuesta es: «Esa no es la regla que he seguido para formar la serie».
De hecho, la regla utilizada era «números ascendentes» pero poca, muy poca gente, logra alguna vez descubrirla.
La forma más fácil de hacerlo es identificar series que den lugar a la respuesta «no, no se ajusta a la regla», como una serie descendente de números o una serie de números mezclados. Sin embargo, a la mayoría de nosotros no se nos ocurre sugerir este tipo de series. Una vez más, estamos demasiado ocupados buscando una información que confirme nuestra hipótesis.
Este obstáculo conductual, que nos hace buscar la confirmación en lugar de la refutación de las pruebas es una violación directa de los principios planteados por el filosofo de la ciencia Karl Popper. Sostenía que la única forma de probar una hipótesis era buscar toda la información que la refutase: es un proceso llamado falsificiación.
Charles Darwin buscaba a menudo pruebas refutatorias. Cada vez que se encontraba con un hecho que parecía contradecir su teoría de la evolución, lo anotaba y trataba de entender cómo encajaba. Desgaciadamente no muchos inversores son como Darwin.
La tendencia confirmatoria es una equivocación muy común cuando se trata de invertir, pero también en otros ámbitos. De hecho, resulta que tenemos el doble de probabilidades de buscar información que nos dé la razón que de buscar pruebas refutatorias. ¿A quién elegimos leer? A quienes están más de acuerdo con nosotros. ¡Se dice que Dick Cheney insiste en que el televisor del hotel en el que se aloja está sintonizando las noticias de la Fox antes de que él llegue! ¿Con quién nos gusta reunirnos? Con la gente que tiene ideas más parecidas a las nuestras. ¿Por qué? Porque nos hace sentirnos queridos y felices como seres humanos el hecho de ver que se repiten nustras ideas y, al final de la reunión, todos nos podemos ir y estamos de acuerdo en que somos muy listos.
Ésta es una pésima forma de comprobar una opinión. En lugar de eso, deberíamos sentarnos con las personas que están más en desacuerdo con nosotros. No tanto para que cambiemos de opinión, ya que la probabilidad de cambiar de parecer tras una sencilla operación es paroximadamente de una entre un millón, sino más bien para poder oir la otra cara del argumento. Si no podemos hallar el fallo lógico del argumento, probablemente nuestros puntos de vista sobre el negocio no son tan sólidos como creemos.
Matar la empresa
Así que, ¿qué podemos hacer para defender nuestras finanzas de la insidiosa tendencia a buscar la información que nos dé la razón? La respuesta obvia es que tenemos que aprender a buscar pruebas que desmientan nuestro análisis. Robert Williamson, uno de los muchos exitósos vástagos de Tiger Management, de Julian Robertson y codirector de Williamson McAree Investment Partners sostiene: «Julian Robertson siempre era categórico al buscar el punto de vista opuesto y, a continuación, era totalmente honrado contigo a la hora de decidir si tu análisis invalidaba el suyo. Eso es algo que tratamos de poner en práctica cada día».
Pero, como la mayoría de tendencias conductuales, aunque la respuesta pueda ser relativamente obvia, llevar la solución efectivamente a la práctica es, por lo general, mucho más difícil.
Un inversor destaca realmente por haber tratado de protegerse frente a los peligros de la tendencia confirmatoria. Se trata de Bruce Berkowitz, de Fairholme Capital Management. En lugar de recabar toda la información que respaldaría una inversión, Berkowitz trata de matar la empresa. Dice:
«Examinamos las empresas, contamos el dinero e intentamos matarla..., pasamos mucho tiempo pensando en qué puede afectar negativamente a una empresa, ya sea una recesión, una estanflagción, una subida repentina de los tipos de interés o el estallido de una bomba sucia. Probamos cualquier forma de matar nuestras mejores ideas. Si no la podemos aniquilar, tal vez estemos detrás de algo. Si estás con las empresas preparadas para sobrevivir en tiempos difíciles, especialmente si van unidas a gestores capacitados para trabajar en condiciones duras, casi quieres que lleguen esos tiempos porque plantan las semillas de la grandeza».
Berkowitz va más allá y llega incluso a presentar una lista de las formas en que «las empresas mueren y cómo son asesinadas… Éstas son las formas en las que implosionas: no generas efectivo, y quemas el que hay, tienes un apalancamiento excesivo, juegas a la ruleta rusa, tienes idiotas por directivos, tienes una junta incompetente, malversas, compras las existencias a un precio demasiado elevado, mientes para ajustarte a los PCGA».
Tengo la sospecha de que los inversores podrían aprender mucho del enfoque defendido por Berkowitz. Básicamente pone patas arriba el punto de vista de la inversión. Al fijarse en las cosas que pueden ir mal, en lugar de buscar pruebas de que odo va bien, Berkowitz se está protegiendo y, cmo todo pesimista, está preparado para que le sorprenda lo positivo -lo cual nunca es mala cosa- en lugar de lo negativo.
Conclusión:
Hay mucha chicha en este fragmento de Psicología Financiera. Lo primero que destaca es la forma en la que piensa/pensamos la mayoría, y cómo cometemos los mismos errores, siguiendo las mismas tendencias. Hace tiempo conté mi experiencia en un espectáculo de mentalismo, en el que el mentalista, Javier Luxor, me sacó al escenario y supo, paso por paso, lo que yo iba a hacer. Y lo supo, no porque me leyera la mente, sino porque, ante la situación en la que me puso, casi todos hacemos lo mismo. Es más, el mentalistas fue capaz de explicar el proceso mental que yo había seguido para tomar las decisiones sobre el esecenario, y acertó.
Por tanto, la idea de tratar de matar a la empresa de Bruce Berkowitz cobra especial fuerza. También es cierto que la mayoría trataremos de matar la empresa de una forma similar, y cuando las cosas se ponen feas es, en muchos casos, porque pasa algo que no había pasado o que no se había planteado hasta ese momento. En cualquier caso, cuando lo de matar la empresa es algo muy minoritario, seguramente sea muy efectivo. Además, es una buena forma de luchar contra la tendencia a buscar cosas que nos dan la razón.
De todas formas, si sueles estar de acuerdo con lo que escribo, no tienes por qué hacer caso a James Montier al 100% y puedes seguir visitando el blog.
Si te ha gustado el post puedes leer otros como, por ejemplo, cómo entrenar la mente para invertir mejor, puedes leer otro fragmento de este libro en el artículo Psicología Financiera y la reinversión, o puedes comprar el libro pinchando aquí.
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Buenas, el primer caso es incorrecto. Solo tiene que dar la vuelta a la E.
Lo que dice es que detras de una E siempre hay un 4, no que detrás de un 4 siempre tiene que haber una E.
Por lo tanto, detras de una E siempre tiene que haber un 4, pero detras de un 4 puede haber una E o cualquier otra carta.
Destapar la E tampoco le solucionaría nada, porque para corroborar que no miente, necesitaría un numero considerable de casos que le permitiera inducir que es una regla que se repite siempre.
Entre un numero de casos e infinitos casos, hay un trecho considerable, pero es lo minimo a exigir.
Me autocorrijo. Tiene razon en que debería destapar la 7 tambien.
Supngo que esto en el 95%
Me pasó lo mismo que a ti, de hecho hice un razonamient similar al que has puesto en el comentario, así que estamos en el mismo grupo 😉
¿Si giras la 7 y hay una E en el reverso, también habrás demostrado que mentía.? ¿Por qué? Dice que la E tiene que tener un 4 en la otra cara, no que sólo la letra E tenga el 4, yo como lo veo, si la 7 tiene una E no lo desmentirías. De echo sólo hace falta que tenga una letra «Cada uno tiene una letra en una cara y un número en la otra», vamos que evidentemente tienes que girar la E, pero puedes girar también la K para ver si en la otra cara tiene un número o no, y si giras el 7 y tiene una E, tal como lo veo yo no lo desmentiría ¿no? A ver si estoy subido a la burra O_o
Lo de matar la empresa lo veo bien, pero realmente no nos creo capacitados para predecir el futuro, si te das cuenta todo lo que barajas son cosas conocidas o que ya han pasado, por ejemplo ¿tu barajarías una invasión de marcianos? ¿a que no? pues algo de revuelo causaría jaja
Incluso algo conocido no sabes cuales van a ser sus efectos 100%, pienso en el volcán de Islandia que paró el trafico aéreo, quería ver yo quien lo planeo o un tsunami, todo el mundo planea terremotos, incendios o inundaciones por lluvia ya lo sabemos, incluso ahora pues un tsunami, pero en su momento ni de coña… Transportas tus productos por avión, así que en ese momento no puedes, tienes que adaptarte a barco por ejemplo, pero ¿calculas a cuantos empresas también van a estar en la misma situación? ¿si la demanda supera lo previsto y cuanto puede subir los costes de transporte y mermar los margenes hasta no ser rentable? y por cierto seguro que piensas que es transitorio jajaja ¿cuando parará el volcán? algún día ¿no? XD
Creo que es por la cosa de ser diferente, tal como dice de que todos nos creemos ser mejor que el promedio, también nos creemos diferentes, especiales… ¡Y sin duda lo somos! jajaja Un abrazo
Creo que se puede explicar de una forma más clara de lo que lo hace el autor. Si tienes una carta E, en el otro lado de la carta sólo puede haber un 4. Por tanto, si coges una carta con un 7, y al darle la vuelta descubres que tiene la letra E, te das cuenta de que es mentira que una carta con una E sólo pueda tener detrás un 4.
Si eres capaz de predecir con éxito una invasión de marcianos, eres el mejor inversor de la historia, inversor y vidente 😉 De hecho, si eres capaz de predecir algo de todo lo que dices, es que eres realmente bueno. Por eso, porque es impredecibel, tratar de matar a la empresa y comprarla con margen de seguridad es una buena idea. Una aerolínea fastiada es posible que no aguante al erupción de un volcán islandés (o de donde fuera).
Me gusta el final de tu comentario. Espero que la gente lea tu comentario, porque habría sido muy bueno para cerrar el post.
Un abrazo.
Ahhhhhhh jajaja ahora lo pillé, me lié yo sólo. Seguro que lo hice a propósito para buscarle un fallo jeje XD
Al final todos vemos lo que queremos ver, ya sean inversores analizando una empresa o traders mirando un gráfico. Tenemos tendencias a una cierta «ceguera» para ver aquello a lo que no estamos habituados
Estrategias de Trading
Hola Duk2,
Así es, aunque no nos demos cuenta, y ahí está el problema, tendemos a ver lo que queremos ver.
Saludos.
Que gran libro el de James Montier. Hay algo que nos ayuda a pensar diferente y es nuestro amigo el precio. Lo que ocurre que a veces da miedo lo que nos dice y las historias que lo acompañan.
Efectivamente. El precio es muy buen indicador de qué piensa el mercado, y tratar de pensar diferente (si es que realmente en ese caso el mercado está equivocado). De hecho, lo que dices es una de las claves para pensar diferente (y mejor, que es lo importante).
Saludos.
Mi capítulo preferido del libro es el 10: El canto de sirena de las historias. Una de las mejores cosas que he leído sobre el mundo de las finanzas. Y lo gracioso es que es algo muy sencillo, pero muchas veces hasta que no te lo plantan delante de tus narices no te das cuenta.
Saludos.
Puede estar bien un artículo sobre ello. Gracias por la idea.