Hoy vamos a ver una parte de la historia de John Law que se cuenta en el libro El Jugador escrito por Claude Cueni. La historia de John Law es conocida, pues llegó a ser el hombre más rico de su épico, pero si no sabes mucho sobre él y quieres leer el libro, no la destriparé (también te puedes leer el libro aunque conozcas su historia). Tan sólo me voy a centrar en la parte que tiene relación con el mundo burstátil, que es sólo una pequeña parte de todo lo que hizo John Law.
John Law, aunque escocés, pasó gran parte de su vida en Francia. Law consiguió un gran prestigio en el país galo y mucha cercanía con la corona y, especialmente, con el regente francés tras la muerte de Luis XIV, Felipe II, duque de Orleans. Como véis, esta historia sucede a comienzos de siglo XVIII.
Gracias a la amistad de John Law con el regente Felipe II, éste recibe permiso para desarrollar el que sería conocido como «sistema Law» que, entre otras cosas, suponía la introducción del papel moneda por primera vez en Francia. Para ello, John Law creó el Banco Gerneral Privado que tenía permiso para emitir papel moneda. El poder y riqueza de Law era tremendos y llegó un momento en el que se hizo con el poder de las compañías comerciales francesas en América, como la compañía del Mississipi convirtiéndose en el hombre más rico del mundo. Las riquezas que se esperaban recibir de América eran enormes y John Law se aprovechó e hizo crecer esta idea entre los francesas que un principio no sentían mucha atracción por este asunto. Inicialmente Law emitió acciones de su empresa que no obtuvieron gran aceptación. Gran parte de las acciones emitidas no encontraron comprador por lo que John Law decidió comprar acciones propias a un precio mayor. Esto animó a los inversores y Mientras los inversores compraban acciones, éstas subían de precio y la compañía y el poder de Law no paraban de crecer.
El éxito de John Law y el que se esperaba que tuviera su empresa llevaron a la euforia entre los inversores. Cada día las acciones subían más y multiplicaban su precio cada pocas semanas. John Law seguía emitiendo nuevas acciones sin parar pero la euforia era tal que la gente se amontonaba a las puertas de su residencia, que a la vez era la sede de su compañía, para hacerse con ellas. Los tumultos e incidentes eran de tal calibre con tal de conseguir una acción que la sede de la compañía tuvo que desplazarse a otro edificio para evitar problemas mayores. Toda Francia era accionista y, como las acciones no paraban de subir, todo el mundo era rico.
Sin embargo, de América llegaban malas noticias. El oro y riquezas que se esperaban encontrar no llegaban. Mientras tanto, muchos de los franceses que habían viajado hasta América para trabajar en la empresa de Law morían por culpa de enfermedades desconocidas hasta entonces. Los rumores comenzaron a llegar a Francia y las acciones empezaron a bajar. Sin embargo, John Law, que era un gran jugador tenía un as guardado en la manga. Para evitar el pánico decidió hacer pasear porParis a mendigos con picos y grandes cofres que, en teoría, iban a América a por más oro, algo que era completamente falso.
Dejo la historia aquí por si queréis leer el libro. En todo caso, lo que he contado es una pequeñísima parte de la apasionante vida de Law, uno de los mayores seductores de su tiempo, gran matemático y, posiblemente, el mejor jugador de cartas y hombre más rico de su época. También fue un gran emprendedor y el banco y la compañía de Indias no fueron sus únicas aventuras.
Por último, decir que cuando escribo este post no lo hago pensando en ninguna empresa ni mercado en concreto. Simplemente me admira la psicología humana, la facilidad para entrar en euforia o en pánico. Es posible que América pudiese suponer grandes beneficios para la empresa de Law, pero los beneficios son limitados y la gran subida de las acciones podrían haber supuesto que la capitalización alcanzada fuera incluso superior al total de beneficios que se podrían conseguir en una vida, por muy prometedoras que fueran las cosas. Por ello, por muy buena o prometedora que sea una empresa, sus acciones no pueden subir de forma indefinida. Llega un punto en el que la valoración ya descuenta todo lo bueno que puede venir.
Si quieres comprar el libro El Jugador de Claude Cueni, sobre la vida de John Law puedes hacerlo pinchando aqui.
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Hola Lancaster,
Como siempre un post interesante. La idea de hacer pasear gente con picos y cofres por París me ha recordado a los comienzos de Pujals en Jazztel. Como con una simple frase «no vendo por menos de 4€» fue capaz de crear tantas expectativas y euforia.
Saludos
Hola Aprendiz.
Muy buen ejemplo. Todavía tenemos casos similares al de John Law, aunque con diferencias y en algunos casos obrando de buena fe. A mi el caso más claro me parece el de Telefónica cuando unos meses antes de cancelar el dividendos se anunció que éste iba a subir. Para evitar caer en este tipo de engaños hay que fijarse en los hechos. Por ejemplo, si un directivo considera que la acción está barata, no es suficiente con que lo diga, sino que de creerlo de verdad debería estar comprando acciones.
Saludos.
Muy buen apunte el del último comentario. Pena que no es fácil encontrar esa info… al menos para mí.
Se puede ver en la CNMV, pero resulta algo aburrido. También hay alguna web pero no suelen ser muy buenas.